Dillia's diary

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Dillia's diary.[2]

Era una niña cuando aparecieron por primera vez en el cielo nocturno. Al principio había tres luces distintas. No eran las más brillantes en el cielo, pero se distinguían con facilidad. Mi madre me dijo que eran una señal de los Dioses, que el mundo estaba a punto de cambiar. Tenía un sexto sentido para ese tipo de cosas. Un largo linaje de mujeres en la familia de mi madre eran oráculos. Escrita en una de las muchas tablillas de los grandes salones del Rey Grimlay está la historia de mi bisabuela, el Oráculo Regente de la Corte Real; y cómo predijo el surgimiento de los Imperecederos durante la Gran Guerra. A medida que los días se convertían en meses, y los meses en años; las luces en el cielo nocturno crecían en número. Los sacerdotes en los templos comenzaron a referirse a las luces como Los Heraldos. Cuando me gradué en la Universidad Stonecutters, las luces ya sumaban dieciséis. Cada mes que pasaba, crecían en brillo y tamaño.

Las cosas no tardaron en cambiar en Dünheim. Las familias con las que había crecido comenzaron a alejarse de la ciudad en el corazón de la montaña. Los viajeros escaseaban y el el templo se llenaba cada día con nuevos conversos que buscaban respuestas sobre Los Heraldos. Mi madre también quería irse de la ciudad, pero mi padre no quería escucharlo. Su casa de subastas era lo que mantenía la comida en la mesa, y mis hermanos estaban en la Guardia del Consejo. No había manera de que mi padre saliera de la montaña. El honor y el respeto significaban más que la vida misma, y mi padre estaba muy orgulloso de mis hermanos. A pesar de la insistencia de mi madre en dejar la ciudad, nos quedamos.

La vida siguió, tan normal como cabía esperar. Día tras día, Los Heraldos se cernían sobre nuestras cabezas. Un día comenzaron a ser visibles incluso a la luz del sol. Un recordatorio constante del futuro que le sobrevendría a Verra. Los más grandes escribas de nuestro tiempo no pudieron encontrar ninguna referencia a este fenómeno en nuestros manuscritos antiguos. Así, los Sumos Sacerdotes y Oráculos de todos los templos principales del reino de Dünzenkell fueron convocados a la gran capital, Dünthol.

Días antes de que diera comienzo la reunión del Gran Consejo, el rey Brühnir contrajo una misteriosa enfermedad. Mi madre, que formaba parte de la delegación de Dünheim, me escribió relatando su aspecto demacrado. El rey Brühnir se puso de pie para dar su discurso a los delegados y se derrumbó al comienzo de la ceremonia de bendición. Lo que estaba destinado a ser una reunión del Gran Consejo, se convirtió en una ceremonia de coronación. Al pronunciarse su muerte, la hija mayor del rey, Vilga, se convirtió en la regente del reino de Dünzenkell y protectora del pueblo enano.

Mi madre volvió de Dünthol como una mujer diferente, con una especie de terror en los ojos. Mi padre y ella se quedaron en su habitación toda la noche. A la mañana siguiente fue la primera vez que vi a mi padre paralizado de miedo, como si hubiera visto un fantasma. Comenzamos a empacar de inmediato, planeando ir a la mina de mi tío dentro del Imperio Aelan. Nos dijeron que nuestro tío Godin había muerto en un derrumbe y que íbamos a asistir a su funeral. Fue la única vez que mis padres nos contaron una mentira a mis hermanos y a mí. Pasamos el día siguiente preparándonos para el viaje de tres días. Una vez empacados, comenzamos a seguir la ruta de salida de la montaña.

El camino hacia Dünheim era un largo túnel de varias millas de largo que comenzaba en las Grandes Puertas. Normalmente, este pasaje estaba lleno de comerciantes y viajeros de todo Verra. Pero en los últimos años, el mundo había cambiado, y con él, también lo había hecho Dünheim.

Nos encontrábamos a una hora más o menos de las Grandes Puertas de la montaña cuando sucedió. Un fuerte estruendo reverberó por el suelo y a lo largo de las paredes. Sonaba como si la montaña misma se hubiera partido en dos. Varios segundos después vino una sacudida que casi hizo que los carneros que transportaban nuestros suministros cayeran al suelo. Pude ver la boca de mi padre moviéndose mientras me gritaba; pero no podía escuchar nada más que el fuerte pitido que embotaba mi cabeza. Fue en ese momento que sentí algo húmedo cayendo por mi cuello. Levanté la mano para sentir lo que era… Supongo que el shock me impidió entender lo que acababa de suceder. Mis dedos estaban cubiertos de sangre.

El temblor se detuvo casi tan pronto como comenzó, detrás de la imagen de mi padre llamándome vi a mis hermanos luchando por levantar el carro que se había derrumbado. Fue entonces cuando me percaté de la mano que asomaba debajo del eje colapsado del carro de madera. Inmediatamente corrí hacia allí y comencé a empujar con todas mis fuerzas.

La estructura de madera del vehículo se derrumbó sobre el propio carro, revelando el cuerpo destrozado de mi madre. Yacía sin vida entre los escombros. Mientras mis hermanos y yo tratábamos de comprender aquello, nuestro padre comenzó a buscar frenéticamente entre las maletas de su esposa. Nosotros solo podíamos observar, sin el más mínimo indicio de movimiento.

"¿Dónde está?" Preguntó mi padre, mientras tiraba libros y ropas de las bolsas que se habían desperdigado por el camino cuando el carro se derrumbó.

"¿Dónde está qué?" Le dije a pesar de que toda su atención estaba centrada en aquella búsqueda.

Mi mente comenzó a llenarse de recuerdos de mi madre. Vi que mis dos hermanos estaban sobrepasados por la emoción; y justo cuando la desesperación comenzaba a apoderarse de mí, escuché a mi padre gritar.

"¡Lo tengo!"

Corrió hacia mi madre y de pie junto a ella recitó una frase en un idioma que no fui capaz de comprender. Un destello cegador de luz blanca brotó de la mano de mi padre. Una varita enroscada sobre si misma cayó de sus manos. Mi madre comenzó a toser, mientras mi padre la abrazaba con fuerza entre sus brazos. Mis hermanos y yo corrimos hacia ellos.

"Tenemos que salir de la montaña, Bron" Le dijo a mi padre mientras éste no dejaba de abrazarla.

"¡Helgun, Thargud, rápido! Ayudadme a recuperar la comida y los suministros" Les dijo a mis hermanos.

Mirándome, me dijo.

"Dillia, cuida a tu madre mientras tanto."

Allí, sentada junto a mi madre, mientras mirábamos como recogían los suministros y los ataban a la silla de monta del carnero, ella se volvió hacia mí.

"Dillia, hay algo que debes saber. Te amo, más que a la vida misma… mi única hija. Eres la luz de mi vida, y haría cualquier cosa para mantenerte a salvo."

Sus ojos comenzaron a parpadear.

"Pero la oscuridad ha llegado. "

El pacto de la luz

concept art|Arte conceptual de la Capa del Pacto Roto cosmetic.[3]

Esta capa de seda, proveniente del Pacto de la Luz, inspiró esperanza en todos aquellos que la veían durante los terribles días del final de Verra. Luchando incansablemente contra la inminente oscuridad, las capas ondeantes eran a menudo los últimos rayos de luz que se podían ver antes de escapar a un lugar seguro. Por desgracia solo la capa en si pudo ser recuperada.[3]

El Pacto de la Luz fue una alianza de las Órdenes de los Siete, creada por las cuatro razas principales de Verra para resolver el misterio de los Heraldos.[4]

  • Aunque estas órdenes pertenecían a diferentes templos y religiones de los dioses principales, su objetivo era trabajar juntos para subvertir las aspiraciones de Los Otros y de Los Antiguos, así como de aquellos que buscaban pervertir La Esencia a través de la Corrupción.[5]
  • Hay personas clave dentro del Pacto de la Luz, y dentro de las propias religiones que tienen un objetivo superior vinculado con la meta narrativa general, relacionado con el motivo del regreso a Verra.[5]

A pesar de que los seguidores tienen diferentes motivaciones por las que adorar a dioses específicos, al final del día, todos pertenecen al Panteón del bien. Por lo tanto, hay una motivación para que trabajen juntos para subvertir las metas y/o aspiraciones de los Otros y Los Antiguos, así como a aquellos que buscan pervertir lo que la Esencia es capaz de hacer por medio de la Corrupción.[5]Steven Sharif

Enfrentándose a los heraldos de la corrupción, El Pacto de la Luz llevó las esperanzas de todos los habitantes de Verra sobre sus hombros. Sus llamas finalmente se estrellarían contra el muro de la traición y de la destrucción. La corrupción, la muerte y el mal, se aferran y consumen ahora a luz que una vez iluminó el camino. Con el resurgimiento de las puertas divinas ¿Se encenderá una vez más el faro de la fe?[6]

Dünheim

Dünheim es una mazmorra de mundo abierto en la zona de la Alpha-0 que fue una vez una ciudad enana Dünir. [10]

La historia de Dünheim

Durante la gran calamidad que sufrió Verra, los habitantes de Dünheim eligieron permanecer en su torreón en las montañas. Esto no les funcionó muy bien. A raíz de la destrucción muchos artefactos y tesoros quedaron atrás. [10]

Ver además

Referencias